Los más frecuentes son:
- Diarrea.
- Pérdida de peso.
- Cólicos o dolor estomacal.
- Fiebre.
- Náusea.
- Vómitos.
La mayoría de los casos se solucionan en una o dos semanas, pero en aquellas personas con un sistema inmunitario debilitado pueden presentar problemas serios. Por lo tanto, para reducir el riesgo de contagio es muy importante una correcta higiene de manos, beber agua no contaminada, pelar las frutas frescas y los vegetales antes de consumirlos.
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